La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende y evitamos tener que recurrir a materias primeras de nuevo. Implica reducir los residuos al mínimo.
Cuando un producto llega al final de su vida, sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que sea posible. Estos pueden ser productivamente utilizados una y otra vez, creando así un valor adicional.
Conocemos 3 tipos de economía:
Para poder sostener la economía circular tenemos que, desde un inicio, diseñar los productos con este fin, con este concepto.
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En el mundo de los cochecitos de bebé, que es un sector que conozco bien y actualmente estoy en Bubuclean, una empresa especializada en la limpieza, higienización y mantenimiento de accesorios de bebé, se ve claramente este deseo de entrar en la economía circular o en la obsolescencia programada.
Cuando se rompe un cochecito de bebé muchos clientes acuden a Bubuclean con el deseo de ser reparados y continuar utilizándolos.
No suele romperse el carrito todo entero (como la mayoría de cosas, evidentemente). De los distintos modelos y marcas, nos encontramos dos tipos de cochecitos (a grandes rasgos):
El cochecito que podemos cambiar la pieza de manera fácil, destornillando y poniendo una nueva
Cochecito que la pieza a cambiar, si existe, es medio cochecito.
Ya no por el coste de comprar de nuevo medio cochecito, que son carísimos, sino por la impotencia de ver, que si se hubiera diseñado de una manera distinta, este cochecito, con poco tiempo, pocas piezas, y por lo tanto, poco dinero, podría volver a entrar en circulación como si fuera nuevo otra vez.
Si, desde la marca y en la fase de desarrollo de producto, pensamos en una economía lineal, es de cajón que es mucho más económico, tanto por material como mano de obra, poner un remache que un tornillo, por poner un ejemplo fácil y práctico.
Si pensamos en una economía circular, es decir, reutilizar este cochecito las veces que sea necesarias cambiando la marca misma las piezas, el cochecito durará muchos más años, el valor del producto se alargará y, ¡ojo!, el ticket medio de cochecito aumenta (puedes vender las piezas de repuesto con unos grandes márgenes)
¿Cómo podemos cambiar la mentalidad para que las empresas quieran trabajar eliminando la obsolescencia programada y tener el propósito de producir productos con la vida más larga posible?
Un gran ejemplo de esta mentalidad a la hora de diseñar es el de Rolls Royce y los motores de avión.
A la hora de vender un motor de avión tienes, entre otras opciones, estas dos:
Vender el motor a un precio XX con una garantía y un servicio post venta => PRODUCTO
Vender horas de vuelo => SERVICIO
En la primera opción, hará un motor donde la relación calidad precio sea interesante, un buen margen, que mínimo dure lo que dice la garantía y ofrecer un buen servicio post venta.
En la segunda opción, Rolls Royce va poner todos sus esfuerzos en que ese motor dure lo más posible y tenga las máximas horas de vuelo y así, maximice su rentabilidad y al final del servicio de ese cliente pueda restaurarlo y usarlo de nuevo.
Más allá de si los motores de avión de Rolls Royce son un caso de economía circular, quería exponer una manera entre muchas de cómo se puede rentabilizar un producto siendo lo más sostenible e impactando así en la extracción de materias primeras.